Juegue donde juegue, cumple. Y si no juega, no se queja. Andrés Iniesta es el referente menos mediático (silencioso, introvertido) de la plantilla actual del Barça. El comodín perfecto para Rijkaard. Y, ahora mismo, el paño que usará el entrenador para taponar la hemorragia que causa la indolencia de Ronaldinho.
Ninguna conclusión se puede sacar del partido de ayer ante el Alcoyano. Ante un rival que no debe ser rival para un Barça no sirve de nada evaluar la actitud, la táctica o el rendimiento. Me quedo simplemente con el mensaje de Rijkaard: Iniesta suplirá a Ronaldinho.
El 8 azulgrana regresó a la posición en la que jugó cuando Ronaldinho se borró unos días del equipo. Entonces, con Iniesta en la izquierda del ataque, el Barça encadenó tres triunfos contundentes y esperanzadores: Sevilla, Zaragoza y Levante. O, lo que es lo mismo, 10 goles en tres partidos.
Ayer, Iniesta regresó a esta posición (después de pasar por el pivote defensivo y por su teórica posición ideal en el centro del campo con nota). Y lo hizo, como en aquella racha para suplir a Ronaldinho, muy correctamente. De hecho, el segundo jugador con más minutos del equipo (1.022), sólo por detrás de Valdés, encaró a más rivales ante el Alcoyano que Ronaldinho en el resto de partidos. Vale, no era un partido para sacar conclusiones. Pero me quedo con el mensaje de Rijkaard. Vuelve el comodín total. Y me gusta.
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