jueves, 24 de mayo de 2007

Kaká


Empezó mal la temporada para Kaká. Malas noticias (casi descenso a la serie B por la implicación del Milan en el moggigate), nefasto Mundial y la utilización de su nombre, día sí día también, en las elecciones del Real Madrid.

A principio de temporada, las especulaciones sobre el presunto relevo generacional que se debía llevar a cabo en la plantilla rossonera (la que tiene una media de edad más elevada entre los grandes de Europa) eran constantes. Y los malos resultados en la Liga acrecentaban las voces críticas contra el equipo, contra Ancelotti, contra el proyecto.

Fue entonces cuando apareció Maldini, en un momento en el que el Milan vivía sumido en la mediocridad, y dijo: "A final de temporada estaremos en Atenas". Y cumplió.

Secretos inconfesables del Milan Lab o simplemente veteranía, experiencia. Pero el Milan conquistó ante el Liverpool otra Champions. Y rubricó una etapa en esta competición que empieza a adquirir la categoría de leyenda: en 2003 la ganó, en 2005 fue finalista, en 2006 fue semifinalista y en 2007 la ganó.

Y mientras Kaká, Superkaká como le llaman los hinchas milanistas, jugaba pensando siempre en sacarse el amargo recuerdo de Estambul de encima. La derrota terrible ante el Liverpool en 2005. Decidió echarse el Milan a la espalda y subir la cuesta que conducía hasta el monte más elevado de Atenas. Combinar su talento con la solidez y rocosidad propia de un equipo italiano.

Avanzaba la temporada. Y cada vez se sentía mejor. Le robó el 10 en la selección a Ronaldinho. Dio el pase a cuartos de final en la prórroga ante el Celtic. Se exhibió en Old Trafford con dos goles brillantes en la ida de las semifinales ante el Manchester United y otro en la vuelta.

Hasta llegar a Grecia, donde sin ser omnipresente en el juego de su equipo, fue fundamental en la victoria: forzó la falta del 1-0 y asistió a Inzaghi en el 2-0.

Kaká acabó la Champions como máximo goleador de la competición (10 goles). Y pudo acabar de rodillas sobre el césped saludando y dando gracias a su referente. A su obsesión. A su sentido.

Ahora que ha cambiado la que se presentaba como peor temporada en la mejor, en el Milan ya lo ha ganado todo (Liga, Champions y las dos Supercopas). Y, hoy por hoy, qué duda cabe que será el próximo Balón de Oro. Kaká, en Atenas, se elevó por encima del resto.

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