Liga mediocre, final vibrante

Mínimo margen de error, máxima tensión.

Al Barça le faltan sólo cinco jornadas para encadenar la tercera Liga. El Real Madrid dispone aún de 15 puntos para recortar los dos que le llevan los azulgrana. El estado de ánimo es muy distinto en las dos plantillas que buscan el título. Y la forma de encarar la recta final difiere según el prisma bajo el que se mire.

Cierto es que el Barça anda escaso de fuerzas y muy tocado mentalmente desde la fuerte (más de lo que parece) decepción en el Mundial de Clubes en diciembre. Cierto que el Madrid, en cambio, está en mucho mejor estado de forma y con un nivel de optimismo que sirve incluso para dar color a un tipo de juego hasta hace poco más de un mes tremendamente gris (aunque práctico). Y basta con mirar las dos últimas victorias de cada equipo para medir los ánimos con los que llega cada equipo a la última curva del campeonato.


Las diferencias entre los dos grandes son evidentes a estas alturas. Pero si se analiza la estadística en frío hay un dato, como mínimo, contundente: desde que la Liga premia las victorias con tres puntos (temporada 1995/96) sólo en dos ocasiones desde entonces el líder después de 33 jornadas (como ahora) ha perdido el campeonato al final.

La Liga más insulsa de los últimos tiempos, en la que el líder ha estado cuatro meses sin ganar fuera de casa y en la que su perseguidor ha perdido 17 puntos en su estadio, es la más emocionante en años. Y cada partido de los que restan hasta el 17 de junio (última jornada) será una final para Barça y Real Madrid.

Sea como sea, el campeonato ha recuperado la histórica bipolaridad que le ha definido siempre. La Liga más mediocre es la más vibrante. Guste o no.