En el vestuario azulgrana hay un volcán en reposo que no tardará mucho en entrar en erupción. De hecho, justo después de la final de Copa del Rey (si el Barça la juega) se comenzará a divisar el futuro de una de las estrellas de la plantilla.
De todos es sabido que la historia de tal terremoto empieza en Vilafranca del Penedès, donde Eto’o se fue de la lengua… más de la cuenta. Como recordaréis, habló de Rijkaard, Ronaldinho y hasta de Sandro Rossell. Y contestó con un poco gracioso "a mi me da igual porque me llevo la pasta y soy famoso" a la afirmación de un compañero de que se había pasado.
El caso es que tal rajada no fue gratuita. El camerunés tiene la vena hinchada desde hace tiempo y es que me cuentan que en el vestuario sólo tiene relación con Víctor Valdés y Andrés Iniesta (si os fijáis, cuando habla de los mejores jugadores del Barça actual, siempre cita estos dos nombres).
Es obvio que Eto’o no se encuentra a gusto en el Barça. No forma parte del núcleo brasileño o, mejor dicho, sudamericano dónde también tienen cabida Messi o Márquez. Y tampoco se hace con la gente de la casa, como Puyol o Xavi, así que ahora mismo se encuentra más sólo que la una.
Esto, junto con los continuos cantos de sirena que llegan de Inglaterra, está descentrando al jugador. No se siente del todo recuperado de la lesión y ha afirmado en más de una ocasión que hasta el año que viene no volverá a ser el mismo.
En mi opinión, si algún club le ofrece confianza al jugador (como el Liverpool) y un buen saco de dinero al club, el camerunés tiene los días contados en el Camp Nou.
Y todo por el carácter…
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